domingo, 20 de septiembre de 2015

El Grupo Municipal de Aragón Sí Puede en Graus solicitó al Ayuntamiento la supresión de la obligatoriedad de asistencia de los miembros de la Corporación a actos de carácter religioso y la inclusión explícita de la Mojiganga en los actos oficiales de las Fiestas de Graus

Poco antes del comienzo de las fiestas de Graus los miembros de nuestro Grupo Municipal de Aragón Sí Puede, al igual que el resto de la Corporación, recibieron por correo electrónico el Protocolo que el Ayuntamiento establece para los actos de las fiestas patronales, en el que se indican los actos oficiales de obligada asistencia para la Corporación, aquellos para los que la asistencia se considera voluntaria y el protocolo en sí que debe seguirse en cada uno ellos.
Pudimos comprobar entonces que entre los actos de obligada asistencia se incluían las procesiones y misas y, por contra y como contraste, que la Mojiganga ni tan siquiera se recogía en el citado protocolo, hechos estos por los que consideramos necesario presentar el siguiente escrito, en el que reclamábamos a nuestro Ayuntamiento la supresión de la obligatoriedad de asistencia de los miembros de la Corporación a los actos de significado religioso, así como la inclusión explícita de la Mojiganga entre los actos considerados oficiales.


No obstante, puesto que entendemos que las fiestas han de ser un periodo destinado únicamente al disfrute en armonía y unidad de todos y cada uno de nuestros vecinos y vecinas y en el que, por ello mismo, todo debate o polémica de carácter político resulta inapropiado e inconveniente, consideramos inoportuno difundir entonces públicamente nuestra solicitud, prefiriendo esperar a la finalización de nuestras fiestas, e incluso al balance que de ellas se hacía en la Comisión de Cultura realizada esta semana, para hacer público este asunto, que, en cualquier caso, hemos de reconocer que tiene un carácter fundamentalmente simbólico.
En honor a la verdad hay que decir, además, que tanto el Alcalde como el Concejal Delegado de Cultura nos aclararon, tras la recepción de nuestro escrito, que el citado protocolo simplemente trata de servir de guía para los concejales, que la "obligatoriedad" de la asistencia a los actos oficiales debía entenderse, simplemente, como una manera de destacar la relevancia superior de ciertos actos (sin que hubiera problema alguno en que no participásemos en los estrictamente religiosos) y que, en definitiva, se trataba del mismo protocolo que se viene usando desde hace años, sin que la falta de mención en él a la Mojiganga supusiera que se minusvalorase este acto festivo.
Por nuestra parte, aunque agradecemos la aclaración, mantenemos explícitamente nuestra solicitud, entendiendo que es necesario, precisamente en una cuestión que atañe al protocolo, respetar de manera escrupulosa la aconfesionalidad de nuestro Estado, que, no en vano, establece sin ambigüedad alguna la Constitución vigente. Igualmente, y puesto que de tradiciones hablamos, entendemos que, aunque se nos aclaró que no había intención alguna en la omisión, es imperativo poner en lugar destacado a la Mojiganga, una tradición de raíz popular tan antigua y entrañable como cualquier otra de nuestras tradiciones (véase al respecto: http://www.elpollourbano.es/corresponsales/2013/10/ribagorza-mojiganga-de-graus/). Es más, en relación con este asunto, entendemos que si algo caracteriza y singulariza a nuestras fiestas es, precisamente, la perfecta mezcla y el perfecto contrapunto entre lo sagrado y lo profano, entre los danzantes y los cabezudos, entre los símbolos del poder institucional y la sana e imprescindible crítica nacida del pueblo y de la risa. Y todo ello lo hacemos, en fin, con el máximo respeto a quienes viven las fiestas con un sentido religioso, sin pretender, en modo alguno, poner en entredicho o acabar con ninguna tradición y pidiendo, simplemente, que, del mismo modo, se respete la libertad de conciencia y la sensibilidad de quienes tienen creencias distintas a las tradicionalmente mayoritarias o, sencillamente, no comulgan con creencia religiosa alguna.
En definitiva pues, de acuerdo con el compromiso ético que firmamos públicamente tras tomar posesión de nuestro cargo y como habrán podido comprobar nuestros vecinos y vecinas, los miembros de nuestro Grupo Municipal no participaron en las pasadas fiestas en ninguna de las ceremonias de carácter estrictamente religioso, como procesiones y misas, y, por la misma razón, declinamos también la invitación a los vinos y a la comida que siguió a alguno de los actos para no participar de gastos de representación, que, a nuestro modo de ver, deberían reducirse a lo estrictamente imprescindible.
No está pues en nuestro ánimo generar una polémica con asuntos que, insistimos, tienen un valor fundamentalmente simbólico y que, en todo caso, atañen a las creencias y a la ideología y la sensibilidad de cada cual; sin embargo, queremos añadir, para finalizar, y a modo de balance de las pasadas fiestas, algunas críticas, que en parte y con ánimo constructivo trasladamos ya a la citada Comisión de Cultura. Nos referimos al uso cada vez mayor de petardos y trabucazos, a los premios Calibo y a los discursos institucionales de nuestro Alcalde, tanto en el acto de entrega de los citados premios como en el Pregón de Fiestas.
En relación con el primero de estos asuntos, desde hace años son muchas las personas que coinciden en que se hace un uso excesivo de petardos y trabucazos, que parecen haberse "institucionalizado" fuera de los momentos en que realmente eran tradicionales. Ciertamente es una tradición arraigada y entrañable su uso en la "Llega" de los gaiteros o a modo de anuncio del principio y el fin de las fiestas o incluso de algunos actos religiosos. Ningún problema por tanto con estos momentos. Sin embargo, creemos que resulta innecesario e inconveniente recorrer las calles antes de las 8 de la mañana despertando al pueblo "a petardazo limpio", con las molestias que ello supone para enfermos y gente de avanzada edad. Debería por tanto reflexionarse sobre este tema y limitar las explosiones de este tipo a los contextos en que resultan tradicionales y no generan el tipo de molestias que señalamos.
Con respecto a los premios Calibo (sin entrar a valorar aquí en modo alguno los que se otorgaron en esta reciente edición), entendemos que resulta necesario establecer algún tipo de reglamento o unos principios básicos que faciliten, en la medida de lo posible, el consenso del jurado y aseguren el carácter ribagorzano y no exclusivamente grausino de los citados premios.
Por otra parte, y para finalizar, respecto a los citados discursos, entendemos que, por su propio carácter institucional (que se demuestra por la presencia en pleno de la Corporación en los actos protocolarios a los que se ha aludido) estos deberían evitar entrar en asuntos políticos, ideológicos o electorales. Decimos esto, por supuesto, desde el máximo respeto a la libertad de expresión del Alcalde (y de toda persona, claro está), pero sintiéndonos autorizados para ello por la actitud que hemos adoptado en las pasadas fiestas, que, como decíamos antes, ha sido la de evitar abrir o entrar públicamente en cualquier debate de carácter político o ideológico durante este tiempo. Esta entendemos que debe ser la actitud para hacer real el deseo, que compartimos plenamente, de que, efectivamente, nuestras fiestas sean vividas en unidad y armonía y sean las fiestas de todas y de todos los grausinos.

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